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El Papa León XIV reactivó una tradición de 500 años que el Papa Francisco suspendió

Desde el inicio de su pontificado, León XIV ha introducido cambios notables en la Iglesia Católica en comparación al estilo austero del papa Francisco e incluso no dudó en retomar algunas tradiciones que habían sido suspendidas por su antecesor.

El uso de símbolos de poder eclesiástico marcados por el lujo, como el nuevo Anillo del Pescador, más el regreso de antiguas tradiciones papales, como el alojamiento en la residencia de verano de Castel Gandolfo -un lujoso palacio de 55 hectáreas-, marcan una diferencia con el perfil de Francisco, quien optó por dejar estas prácticas de lado.

En esta ocasión, León XIV reactivó una tradición de más de 500 años en el Vaticano que, en su momento, fue interrumpida por su predecesor Francisco. Se trata de una gratificación económica que se otorgaba a todos los empleados del Vaticano y que Jorge Bergoglio decidió suprimir en línea con su política de recortes a los gastos innecesarios en la santa sede.

Todos los trabajadores del Vaticano recibieron 500 euros cada uno en su nómina de julio. Esta tradición, que llevaba años suspendida, representa un reconocimiento al esfuerzo y la dedicación del personal de la Curia, los museos, la biblioteca, la farmacia y los medios del Vaticano.

La tradición, que alcanzó a unos 5000 empleados, consiste en un pago único que reconoce el esfuerzo del personal de la Curia, museos, biblioteca, farmacia y medios del Vaticano, entre otros, durante la transición papal. En total, el Estado Vaticano desembolsó alrededor de 2.5 millones de euros para ejecutar esta medida.

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