El 12 de diciembre marca una fecha de devoción inquebrantable en México: el día de la Virgen de Guadalupe, celebración que es el símbolo de una profunda conexión espiritual y cultural arraigada en el relato religioso de las apariciones de la Virgen de Guadalupe a Juan Diego, un indígena azteca, hace 493 años.
La devoción hacia la Virgen de Guadalupe trasciende lo meramente religioso. Cada 12 de diciembre, millones de personas se congregan en la Basílica de Guadalupe, conocida como La Villa, para rendir homenaje, expresar su fe y agradecer por los milagros recibidos. Este evento masivo refleja la importancia y el arraigo profundo de la figura de la Virgen en la vida de los mexicanos.
La canonización de Juan Diego, en el 2002 por parte del entonces Papa Juan Pablo II, marcó un momento significativo al reconocer su papel en las apariciones. La solicitud de la Virgen de Guadalupe de que se construyera un templo en su honor para pedir por la nueva unión de fe y reconciliación entre dos culturas aparentemente irreconciliables. El mensaje de la Virgen, lleno de compasión y amor maternal, sigue resonando en la devoción de la fe del pueblo mexicano, según la fe católica, la importancia de que la construcción del templo en el Tepeyac no solo fue un acto de fe, sino un símbolo de unidad y esperanza para todos aquellos que han encontrado consuelo y milagros en la intercesión de la Virgen de Guadalupe.
Además, la Virgen de Guadalupe se convierte en un símbolo, un ícono y una devoción profundamente arraigada en los mexicanos que trasciende el ámbito religioso para convertirse en un pilar importante de la identidad y la cultura del país.
Cada 12, la celebración a la Virgen de Guadalupe se convierte en la más importante a nivel nacional para los mexicanos. La peregrinación hasta el templo de la Basílica de Guadalupe se convierte en un acto de amor y tradición, símbolo de un vínculo que en diferentes puntos del país se unen con el mismo propósito: rendirle homenaje a la Virgen.
Misas, peregrinación, danzas prehispánicas, colonias, barrios y delegaciones convergen en una muestra de unidad y devoción hacia la Virgen. Las “mañanitas” entonadas por multitudes la noche previa al 12 de diciembre, acompañada con un tributo de artistas y ciudadanos a la llamada “Madre del Cielo,” una historia repetida cada año, en los días previos y posteriores al 12 de diciembre.
