Javier no era un buen hijo, eso lo sabían las vecinas de doña Juanita, a quienes se les hizo raro que el hombre de 48 años la sacara a pasear en su silla de ruedas por calles de la colonia San José Ticomán, en la Gustavo A. Madero, CDMX
Tras ver que Juanita estaba completamente tapada con una cobija, un grupo de mujeres llamó a la policía para que lo interceptaran, los elementos se acercaron y al notar el nerviosismo y negatividad del hijo, procedieron a inspeccionar.
Debido a que el cuerpo de la madre presentaba diversos golpes en el rostro y diversas partes del cuerpo, no quedó otra más que aceptar que la había matado.