Resulta que en un operativo más rutinario que ir por tejate, la policía estatal le puso el alto a un coche más sospechoso que quincena sin aguinaldo. ¿Y qué creen que encontraron adentro? ¡Nada más y nada menos que a dos “angelitos” que se identificaron como policías municipales, pero que viajaban más armados que Rambo de vacaciones!
Leobardo A. P. L. y Luis M. Á. C. iban tan campantes en un carro sin placas (¡qué discretos!) y llevaban consigo ¡tres pistolas! ¡Y no precisamente de agua! Con sus respectivas municiones, pa’ que no les faltara con qué saludar. Ahora, estos “servidores públicos” están en manos de la Fiscalía, que seguramente les preguntará si las armas eran para espantar a los malos espíritus… o para algo más “interesante”.
Mientras tanto, la Secretaría de Seguridad anda diciendo que todo está bajo control y que seguirán cuidando el Istmo como hueso de santo. ¡Esperemos que sí! Porque con estos “polis” tan particulares uno ya no sabe si pedirles ayuda o salir corriendo. ¡Ay, Oaxaca, tierra de sorpresas!











