En los últimos 10 años, la cirrosis hepática ha subido en la estadística como una de las enfermedades que ha llevado a la muerte a millones de mexicanos.
Solo por debajo del cáncer, la diabetes e hipertensión, el daño hepático se ha diagnosticado con más frecuencia en pacientes adolescentes. Esta enfermedad al principio silenciosa se atribuye a diferentes factores, uno de ellos y el primordial es la alimentación.
Últimos estudios han revelado que el exceso de la ingesta de carbohidratos y azúcar en la alimentación priorizan el desarrollo de hígado graso, contrario a lo que se pensaba hace 20 años o más, de que esta afectación como su nombre lo decía era por ingerir demasiadas grasas; la mala atención al hígado graso desencadena en cirrosis hepática, daño ya irreversible del hígado.
Otro factor determinante es la ingesta excesiva de alcohol, de hecho, esta afectación por el alcohol es la más ‘agresiva’, ya que el padecimiento puede llevar a varias complicaciones una de ellas las várices esofágicas que ocasionan ‘vomitar sangre’, momento en el que si no se atiende de inmediato, la muerte es inminente.
Algunos síntomas de afectación hepática son, cansancio, salpullido, ojos y piel amarilla (ictericia), hinchazón abdominal o en piernas, náuseas y vómitos y en casos graves somnolencia, desorientación llamada encefalopatía hepática.
Por ende el gobierno de México invita a los ciudadanos a cuidar su alimentación para prevenir cualquier tipo de enfermedades, ya que en el caso de la cirrosis, solamente hay tratamiento para ‘pausar’ su avance, más no hay una cura hasta el día de hoy.











