El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, encendió nuevamente la discusión bilateral al asegurar que su gobierno conoce los domicilios de líderes del narcotráfico en México. Durante una conferencia celebrada el lunes, el mandatario afirmó que está dispuesto a actuar de manera contundente para frenar el flujo de drogas hacia territorio estadounidense.
Trump declaró que su administración “hará lo que sea necesario” para detener el tráfico de narcóticos, dejando abierta la posibilidad de emprender acciones directas más allá de sus fronteras. La postura elevó la tensión política, pues implicaría una intervención sin precedentes en un país aliado.
Las declaraciones llegan en un momento de alta sensibilidad para la relación bilateral, donde la cooperación en materia de seguridad es clave, pero también históricamente compleja. La afirmación de conocer ubicaciones específicas de grupos criminales plantea interrogantes sobre el nivel de inteligencia que Estados Unidos mantiene sobre territorio mexicano.
Hasta el momento, las autoridades mexicanas no han emitido una respuesta detallada, aunque analistas advierten que este tipo de mensajes podría tensar aún más la agenda común de seguridad. El señalamiento de Trump se suma a una serie de comentarios recientes que han reabierto el debate sobre los límites de la soberanía y el papel de Estados Unidos en la lucha contra el narcotráfico.











