El hallazgo de dos cuerpos sin vida estremeció a la comunidad de San Jacinto, en el municipio de Rincón de Romos, Aguascalientes, donde fueron localizados los cadáveres de Santiago Díaz, de 25 años, y un menor de 17 identificado como A.U.R.D. Los jóvenes, visiblemente torturados y con disparos letales, fueron abandonados como si se tratara de desechos humanos a un costado de la carretera federal 71, envueltos en una cobija azul que apenas ocultaba el horror de lo sucedido. Uno de ellos aún tenía unas esposas en la muñeca, detalle que apunta a una ejecución planificada y despiadada.
Los resultados forenses son tan crudos como el crimen mismo: uno falleció por múltiples heridas de bala que destrozaron órganos vitales, mientras que el otro sufrió un traumatismo craneoencefálico severo con hemorragia cerebral, también provocado por un disparo. Las autoridades trabajan a contrarreloj, pero hasta ahora, el doble homicidio sigue envuelto en un misterio que desata temor y especulación. La zona fronteriza entre Aguascalientes y Zacatecas parece convertirse, cada vez más, en un corredor de violencia impune.