La violencia en Sinaloa alcanzó un nuevo nivel de audacia, pues, elementos del Ejército Mexicano fueron emboscados a plena luz del día justo frente a la Novena Zona Militar, en Culiacán, Sinaloa. Mientras trasladaban en ambulancia a cuatro soldados con quemaduras —recién llegados en helicóptero—, civiles armados interceptaron el convoy y desataron una lluvia de balas. El vehículo médico fue alcanzado por varios disparos, en un atentado que no solo pone en jaque la seguridad de las fuerzas armadas, sino también la autoridad del Estado en su propio terreno.
Pese a la gravedad del ataque, las autoridades no han informado sobre detenidos ni el estado actual de los militares heridos. Los agresores huyeron sin dejar rastro, mientras la zona fue acordonada y la ambulancia retirada bajo resguardo castrense. El silencio oficial sobre el origen de los lesionados y el móvil del ataque alimenta la incertidumbre en una región ya marcada por el fuego cruzado del crimen organizado. Este atentado se suma a una ola creciente de violencia que parece no encontrar freno, ni siquiera frente a los muros del poder militar.