La violencia volvió a encender las alarmas en Sinaloa, esta vez en el crucero hacia Cosalá, sobre la carretera México 15, donde fueron localizados vehículos con blindaje artesanal completamente calcinados. La escena, digna de una zona de guerra, contrastó con el absoluto silencio de las autoridades: no se reportaron enfrentamientos, detenidos ni versiones oficiales que expliquen lo ocurrido.
La ausencia de respuestas ha generado fuertes cuestionamientos entre la población, que ya no ve omisión sino posible complicidad o estrategia por parte de las fuerzas de seguridad. Para muchos, el patrón de dejar actuar a los grupos delictivos sin intervención alguna sugiere una política deliberada. La percepción generalizada es que, en Sinaloa, la ley no solo ha cedido terreno, sino que podría estar jugando a favor de un solo bando. Mientras tanto, los ciudadanos quedan atrapados entre el fuego cruzado… y el silencio del poder.
