GUERRA DE CÁRTELES DEJA A LAS AUTORIDADES ATADAS DE MANOS
La influencia de “Los Ardillos” en la política de Chilpancingo no es un fenómeno nuevo. El grupo ha mantenido un fuerte control territorial en el Valle de El Ocotito y partes de la Sierra de Chilpancingo.
La violencia en Guerrero volvió a cobrar una víctima de alto perfil con el asesinato del alcalde de Chilpancingo, Alejandro Arcos, quien fue encontrado sin vida horas después de haber perdido contacto mientras se dirigía a una reunión en la localidad de Petaquillas.
El funcionario viajaba sin escolta ni chófer, según informó el secretario de Seguridad, Omar García Harfuch, quien detalló que el edil tampoco contaba con la protección de la Guardia Nacional.
El alcalde salió en la mañana rumbo a una “reunión específica”, de acuerdo con Harfuch, quien indicó que no había ninguna solicitud previa para que el funcionario recibiera protección especial de la Guardia Nacional o de la Secretaría de Seguridad Pública.
Aunque no se ha precisado la fecha del encuentro entre el alcalde asesinado y presunto grupo delincuencial, se ha informado que Arcos asistió sin ningún tipo de vigilancia o protección
La reciente ejecución del alcalde de Chilpancingo, Alejandro Arcos, ha conmocionado a la capital de Guerrero y ha desatado una ola de especulaciones sobre sus presuntos vínculos con el crimen organizado.
Fuentes del Gobierno federal han revelado que el alcalde, perteneciente a la alianza PRI-PRD, se reunió con integrantes del grupo criminal “Los Ardillos”, una organización conocida por su control del narcotráfico y la extorsión en la región.
El asesinato del edil, encontrado decapitado, apunta a una posible diferencia con los líderes de este grupo, los hermanos Celso e Iván Ortega Jiménez, como el móvil detrás de su muerte. Así, otras versiones apuntan a que Arcos se habría reunido con una célula de “Los Ardillos” que opera en Ocotito, de acuerdo con información del diario Reforma.
Al mediodía del domingo 6 de octubre, horas antes de su muerte, Alejandro Arcos visitó la colonia Plan de Ayala para evaluar los daños provocados por el huracán “John”. Más tarde, se esperaba su llegada a la comunidad de Tepechicotlán, pero nunca apareció. Su cuerpo fue hallado en la colonia Villa del Roble, dentro de una camioneta, mientras que su cabeza fue colocada sobre el toldo del vehículo, en un macabro mensaje relacionado con “Los Ardillos”.
Este tipo de ejecución no es nuevo para este grupo criminal. En junio de 2023, en la Plaza de San Mateo, “Los Ardillos” dejaron cinco cabezas sobre el cofre de una camioneta junto con siete cuerpos, en una clara amenaza dirigida a la entonces alcaldesa morenista, Norma Otilia Hernández.
La organización criminal ha utilizado estos actos de extrema violencia para mandar mensajes de control y advertencia tanto a políticos como a otras organizaciones.
La influencia de “Los Ardillos” en la política de Chilpancingo no es un fenómeno nuevo. El grupo ha mantenido un fuerte control territorial en el Valle de El Ocotito y partes de la Sierra de Chilpancingo, zonas donde, según fuentes locales, Alejandro Arcos fue el único candidato al que se le permitió hacer proselitismo durante la campaña electoral pasada. Sus rivales de Morena-PT, Jorge Salgado Parra, y de Movimiento Ciudadano, Víctor Toledo, fueron impedidos de ingresar a estas áreas.
En un caso similar, en julio de 2023, la exalcaldesa Norma Otilia Hernández se vio envuelta en un escándalo cuando se filtró un video que la mostraba en un desayuno con Celso Ortega, uno de los líderes de “Los Ardillos”, en un restaurante cercano a Quechultenango. Aunque el encuentro generó indignación y preocupación, no fue investigado ni sancionado por las autoridades, y Hernández fue expulsada de Morena un año después del incidente.
En apenas 10 días el crimen organizado dejó a la ciudad de Chilpancingo, capital del estado de Guerrero, sin autoridades municipales. Tres de los funcionarios más importantes de la presidencia municipal fueron ejecutados entre el 27 de septiembre y el 6 de octubre y sus cuerpos dejados abandonados en calles céntricas de la ciudad.
El primero en ser víctima de la violencia fue Ulises Hernández Martínez, quien fue asesinado el pasado 27 de septiembre. Hernández Martínez había sido designado por el entonces virtual alcalde Alejandro Arcos Catalán como el próximo director de Seguridad Pública de Chilpancingo. El hombre se encontraba en la calle cuando un grupo de hombres armados le disparó en varias ocasiones acabando con su vida.
Tan solo seis días después, Francisco Gonzalo Tapia Gutiérrez, ocupante del cargo de secretario general del Ayuntamiento, fue ejecutado por un grupo de hombres armados en su propio domicilio.
El alcalde de Chilpancingo, Alejandro Arcos Catalán, fue asesinado apenas el domingo 6 de octubre, menos de una semana después de asumir el cargo de presidente municipal.